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Mostrando entradas de septiembre, 2020

EL SEMÁFORO 2 (continuación de EL SEMÁFORO)

Brama de nuevo el bicilíndrico a tres mil revoluciones por minuto. Se acerca al semáforo entre altos edificios que amplifican el sonido que escupen los tubos de escape. El motorista deja lentamente de acelerar. El motor comienza a retener los cerca de cuatrocientos kilos de hombre y máquina en su camino hacia la luz roja, la fiereza del rugido se aplaca. Los ojos del hombre barren la acera derecha de la calle buscando un rastro. Recuerda un lance fallido de caza pocas fechas atrás en ese mismo lugar. La blanca línea en el piso se aproxima, embraga y del poderoso motor emerge un ralentí de león durmiente. Está detenido, envanecido por el impacto que sabe que su estampa ejerce a lomos de la moto cuando, sin esperarlo, la ve por encima de los coches, acercándose al semáforo. Ella, a punto de pisar el asfalto, percibe el binomio hombre máquina, gallardo e inmóvil en el carril central de la calle, entre un camión de Cocacola y un sucio Kia amarillo. Esta vez lleva dos niños de la mano. Y re

EL LLAVERO

Con cuidado empezó a quitar del llavero las llaves que ya no necesitaba: las llaves de la puerta de la casa de donde ya nunca salía, la llave del corazón que un día se fue dejando un hueco frío en su almohada, las llaves de una caja fuerte expoliada, la llave de una jaula sin periquito, las llaves del viejo Cadillac aparcado en la calle con las ruedas pinchadas, las llaves del apartamento de la playa de su juventud, las llaves de un candado amarrado a la barandilla de un puente de un río cuyo nombre no recordaba, las llaves de la vieja casa de sus antepasados, la llave de la felicidad que conoció una tarde en la que una sonrisa calentó su corazón, la llave de la hucha en la que echaba monedas de cinco duros para la bicicleta cuando era niño, la llave de la oficina donde se volvió gris con el pasar de los días entre grises expedientes, la llave de la tapa del piano que nunca logró aprender a tocar, la llave del desvencijado baúl donde escondía sus papeles y alguna foto en blanco y negr